No pudo evitarlo, cuándo tuvo el féretro de su marido delante, ya en la sala donde velarian su cuerpo, quiso estar un rato a solas con él, tenia tánto que decirle, tantas cosas por las que darle las gracias, tantas emociones vividas y aquella aventura que juntos emprendieron con tanto amor y que había durado 32 años;
mirando a su marido, el rostro sereno, su pelo negro dejando entrever aquellas canas plateadas que tanto le gustaban y le hacian tan interesante, no pudo contenerse y se avalanzó sobre él, lloró y lloró, creyó que no podria separarse de él, se negaba a ceer que aquel hombre que la había hecho tan felíz se fuera de su vida para siempre, como podria ella vivir sin él, sola, en el momento que más lo necesitaba, sin pensarlo apenas le besó en los labios, aquellos labios calidos que le brindaban su amor ahora estaban frios, una sensación extraña invadió su cuerpo y abrazandolo de nuevo ya no pudo contener su dolor y se sesplomó.
Cuándo abrió los ojos estaba rodeada de sus hijos y un doctor que trataba de reanimarla, le dió un sedante y poco a poco se recompuso, pero sin saber si estaba allí o no.
¿Qué tal por África?
Hace 9 años
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